lunes, 2 de septiembre de 2013

Senderismo por la Isla del Ciervo

La de hoy es una ruta de senderismo un poco peculiar y diferente: yo la he llamado "senderismo náutico" o "senderismo acuático" y tiene su por qué, y es que vamos a recorrer una isla y una isla es un trozo de tierra rodeada de agua por todas partes, por lo que para llegar a ella hay que ir por agua. Pero comencemos por el principio.

El coche lo dejo algo alejado del comienzo porque no sabía exactamente por dónde iba a comenzar y por dónde se accedía a la isla, pero he venido a andar ¿no?. De todas formas, puedes dejarlo mucho más cerca, prácticamente enfrente del punto de acceso. Yo lo he dejado en la zona del Zoco de La Manga del Mar Menor y he ido callejeando y rodeando las vallas y “zonas privadas” que me impedían el paso hasta llegar por fin a la playa, que es donde quería llegar.

La playa a la que me refiero está cerca del Club Náutico Dos Mares y es la playa del Ciervo, pues está frente a la Isla del Ciervo, que así se llama la isla que voy a recorrer. Una lengua de arena se interna un poco en el mar... y aquí es donde comienza el senderismo acuático.



Antiguamente (incluso en los mapas aún está) había una carretera (o camino) que llevaba hasta la isla pero hoy ya no está. Por ello, los 260 metros que hay hasta la isla hay que hacerlos por el agua. Pero no es problema porque unos palos que hacen de guía para seguir el “camino” y por otro lado el agua no llega más alto de las rodillas (de hecho, el bañador ni me lo he mojado).. bueno, a la señora del moño le llega el agua hasta el... (es un chiste muy malo, de Jaimito, que no he podido resistirme a poner aquí, jeje).

Por el “camino”, me cruzo a un par de pescadores que vuelven de la isla, por la misma ruta que yo.

Cuando llego a la isla, hago una pequeña parada en boxes para poner “ruedas de seco” y comienzo a circunvalarla en sentido contrario a las agujas del reloj, por una senda que hay junto a la orilla; senda que seguro que han hecho y mantienen las muchas personas que han estado aquí antes que yo.

El sol está saliendo por entre los altos edificios de La Manga. Junto a la playa donde desembarco, un cartel muy deteriorado anuncia que estoy en un “Paisaje Protegido” llamado Espacios abiertos e Islas del Mar Menor – Isla del Ciervo – y que es un hábitat de interés comunitario.

Por un lado está la ladera pedregosa de la cumbre más baja de esta isla volcánica y por el otro lado la costa rocosa. Por la parte Este de la isla paso frente al citado Club Náutico Dos Mares, lleno de embarcaciones pequeñas de todo tipo, pero ahora mismo sin ninguna actividad.

Sigo bordeando la isla y ya en la parte Norte se ven las otras islas del Mar Menor: la isla Rondella o Redonda, la más cercana, la Isla del Sujeto, un poco más allá y a su derecha, la isla Mayor o del Barón, la más grande e inconfundible, con una cima en el centro elevada 104 metros y una especie de torre a la derecha ¿se podrá llegar también a esta isla andando?. Es posible que sí, porque el Mar Menor es así, aunque supongo que no porque según los mapas, hay 5 metros de profundidad en toda esta zona.

Por último, más a poniente, la Isla Perdiguera, hasta la cual sí sé que hacen excursiones en barco para pasar el día en el chiringuito que hay allí, aunque yo no he estado nunca a visitarlo. Mucho más cerca, al abrigo de la pequeña cala que hay en la parte Norte de la isla, un yate blanco anclado a  unas decenas de metros de la orilla. Mientras doy este paseo, su tripulante decide levar el ancla y alejarse navegando rumbo a las playas de Santiago de la Ribera o Los Alcázares, al otro lado del Mar Menor.

Es también en esta parte Norte (más bien noroeste) de la isla donde hay una pequeña playa de arena (no muy buena por cierto), que según los mapas es la Playa del Ciervo (no podía ser de otra forma).

Y yo sigo rodeando la isla; ahora en la parte Oeste me encuentro la zona más sucia: las rocas de la orilla están llenas de excrementos y plumas de las gaviotas; y la orilla del agua está bastante sucia de forma natural y también de forma artificial, de basura dejada por los que por allí han pasado (¡¡ poco respeto !!). Veo un conejo esconderse entre los matorrales (ya llevaba rato viendo excrementos de conejo y madrigueras pero aún no había visto ninguno).

Ya en la parte sur, y para mi sorpresa, veo una caña de pescar puesta a tal efecto, y al acercarme veo también entre las rocas a su dueño. Yo pensaba que estaba sólo en la isla pero descubro que no es así. Hablo un rato con él. Por el acento (aunque no se lo pregunto) parece ser catalán. Me dice, eso sí, que está de vacaciones y que viene todos los años desde hace muchos años, pues tiene una casa en La Manga y me cuenta de cuando estaba el camino hasta la isla y la gente iba a “ponerse los barros”.

Lo siguiente que recorro, tras dejar al pescador, es la llamada “Playa de La Sosica”, que es donde están los barros, y hay un cubo metálico en la orilla que es el que utiliza, según este hombre, un muchacho de Valladolid para recoger los barros de la zona y dárselos a la gente que quiera usarlos (y yo que pensaba que los únicos “barros” o al menos los más famosos eran los de San Pedro del Pinatar y Lo Pagán).

Una vez completada la circunferencia de la isla, ahora toca subir a las dos cumbres. Primero la del Este y más baja (21 metros según el mapa); luego, bajar ésta y subir a la otra más alta, monte a través pues aquí no hay senda. A 55 metros según GPS (48 por el mapa), desde esta cumbre se ve perfectamente todo el Mar Menor y parte del Mar Mediterráneo tras los edificios de La Manga (destaca, en la lejanía, la Isla Grosa).

Ya he cubierto el recorrido previsto y ahora toca bajar de nuevo a la orilla, hasta la playa de desembarco. Otra nueva parada para poner ahora los “neumáticos de mojado” para volver a cruzar el charco. De nuevo me cruzo en el agua con otros dos hombres (no son los mismos de antes) que van a la isla (sí que tiene visitas la islita, y yo que creía que no iba a haber concurrencia).

Llego a la costa de La Manga y hago el último cambio de zapatillas para recorrer por tierra el tramo que me queda hasta el coche. Esta vez voy por la Gran Vía y ello me permite disfrutar de unas magníficas vistas a las playas del Mar Mediterráneo, desde lo alto del llamado Monte Blanco, donde están las urbanizaciones de la Hacienda Dos Mares.

Ahora sí hay actividad por esta zona, mucha gente andando y corriendo... y muchos coches también. Algunos puestos de churros y chocolate que ya tienen clientela; muchos lujosos chalets junto al mar y hasta uno con forma de castillo, y finalmente la zona comercial de El Zoco, llena de tiendas y escaparates de todo tipo y sobre todo, bares y restaurantes, aunque muchos establecimientos están aún cerrados (supongo que son los que abren por las noches).

Me ha gustado mucho la excursión de hoy; ha sido “diferente” y puede que la repita otro verano.






Altitudes: Salida:  10 mts;  Máxima: 55 (48) . mínima: 0 ;  media: 6 .
Pendiente  Máxima: 13.1 %. Media:  2.2 % . Desnivel acum.: 98
Distancia:  7,44 ktms.




1 comentario:

pablo dijo...

Qué imágenes hermosas. simplemente increíble!




La isla del Barón