Puerta del Arsenal

Es la única puerta conservada de las que se construyeron en el s. XVIII en las murallas de Cartagena.
El día 6 del mes de Febrero del año 1866 quedó instalado en la más alta torre o campanario que remata la puerta principal del Arsenal Militar de Cartagena, el reloj que desde entonces marca el latido fabril y castrense de esta importante parcela de nuestra Cartagena.
La puerta del Arsenal tiene tres arcos y una torre que en su parte superior luce un reloj que tiene una curiosa historia. Resulta que ese reloj, dotado de cuatro esferas y un importante dispositivo de sonería no fue adquirido precisamente para su destino actual. Lo cierto es que fue comprado para ponerlo en el Colegio Naval. Pero en el mes de Febrero del año 1857 la Reina Isabel II de Borbón ordenó que fuera enviado a Cartagena.

Este reloj procede de unos talleres de la británica ciudad de Londres, y en el mes de Abril del año 1862 cumpliendo las órdenes de la Reina llegó a los almacenes de este Arsenal. Se realizaron los trabajos preliminares adecuados y en Febrero de 1866 quedó definitivamente alzado en su alojamiento de la torre.
Se da la curiosa circunstancia de que este reloj es hermano gemelo (es decir, que fue fabricado en los mismos talleres) que el gran reloj instalado el año 1865 (un año antes que el nuestro) en la Puerta del Sol de Madrid, el mismo que desde la Capital española señala para todos el momento exacto en que cada 365 días acaba un año y se inicia el siguiente.
El reloj del Arsenal Militar tiene un nombre. En sus papeles dice que el reloj y más concretamente la campana de bronce que marca las horas, las medias y los cuartos se llama "MARÍA BÁRBARA". Y esto es bonito, es especialmente emotivo, porque esa campana marca sus horas con tal sonoridad, que sus vibraciones se oyen hasta en puntos muy lejanos de la ciudad y los barrios, especialmente en las noches veraniegas de levante en calma, cuando nuestro pueblo es una balsa de aceite.
De su cuidado, mantenimiento y puesta a punto se han ocupado sucesivamente los miembros de una familia con profundas raíces cartageneras y tradicional profesión de relojeros. Una familia que se apellidan Carrión. Si el reloj y la campana del Arsenal pudieran hablar, seguramente nos podrían contar una buena parte de nuestra Historia. De la historia que se ha ido fraguando día tras día en esta institución castrense y marinera tan vinculada a Cartagena.

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